
Por Billy Anania
La superstición que asocia a los gatos negros con la mala suerte tiene su raíz en medio de la “Edad oscura” europea. En la mitología celta el gato Sìth robaba las almas de los recién nacidos. Durante la Edad Media los cristianos tenían miedo del diablo y mataban gatos negros porque creían que eran cercanos al mundo de los muertos. Este miedo llego hasta los Jucios contra las Brujas de Salem cuando la propiedad de un gato negro podía ser usada como parte e la acusación de brujería. En cuanto a la cultura popular aún mantiene esa herencia problemática, mientras que artistas underground han revivido una tradición alternativa de miles de años.